miércoles, 20 de junio de 2012

Te observo en silencio, te pierdo y me pierdo.

Momentos mágicos, canciones mágicas y voces que te dejan sin palabras. Luego, como siempre, te arrepentiste de no haber dicho nada, pero realmente no podías decir nada, y todo el mundo lo sabía.
Tu no estabas allí, y solo sonaban un montón de canciones que ya habías escuchado millones de veces, pero que en aquel momento no parecían las mismas, y, de hecho, ya nunca más volverían a serlo.
Es genial como la música puede cambiar a las personas, y es genial porque casi siempre esos cambios son para bien. Tu sin duda cambiaste aquella tarde, y tardaste días en volver a saber que decir. Que decir en general, porque de esas canciones nunca más hablaste. Sabías que nadie te iba a entender, pero no te hacía falta. Una simple guitarra y una voz mágica habían conseguido lo que nadie había conseguido en todos aquellos años, y otra vez te diste cuenta de todo lo que puede mover la música.
Desde entonces, te has empeñado en evitar esas canciones, pero siempre acabas escuchándolas. Son más fuertes de lo que jamás nadie habría podido imaginar, y tu, ya das por perdida esta batalla.

                                                      -Like a Rolling Stone. 

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